La palabra light es una de las pocas que entiende cualquiera, aunque no haya estudiado jamás la lengua de Shakespeare. La publicidad se ha encargado de que todos sepamos que los productos light significan ligeros o bajos en calorías.
‘Si es comida light, es saludable y puedes comer todo lo que quieras, que no vas a engordar’. Ese es el mensaje con el que la industria alimentaria introdujo los productos light como panacea casi milagrosa contra la obesidad hace más de 40 años.
Con el tiempo los mensajes han cambiado en base a los cambios en la normativa de productos light. Ahora son ‘bajos en calorías’, ‘con menos azúcares’ y hasta ‘Zero’. Pero la idea es la misma: crear la ilusión de que se pueden comer alimentos poco saludables y generalmente, de bajo nivel nutricional, sin que pase factura en el peso.
Viaje a los 80: Así nacieron los productos light
Vamos a volar hasta los años 80. Triunfa la serie Fama, Jane Fonda pone a medio mundo a hacer aerobic y Madonna empieza a conquistar las emisoras de radio. En la calle, sin embargo, las cifras de obesidad se disparan y los estudios ponen en el foco en las grasas. ¿La solución? Comer lo mismo, pero con menos grasa.
Había nacido la comida light.
Tal y como resume el doctor Giuseppe Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, "nace para satisfacer la demanda de aquellas personas que querían cuidar su peso corporal y para aquellas que querían llevar a cabo dietas adelgazantes", pero sin renunciar a esos alimentos y bebidas que les gustan.
No habíamos cambiado de milenio y ya teníamos los primeros mitos de los productos light: que si no engordan, que si se pueden incluir en las dietas de adelgazamiento, que si puedes comer lo que quieras porque son ‘ligeros’…
Nuevo milenio: lo light llega al azúcar
Con el nuevo milenio llegan nuevos estudios que apuntan que hay grasas cardiosaludables, como el aceite de oliva. Las sombras se trasladan a los productos con azúcar. La industria reacciona reformulando algunos de sus productos estrella quitándoles algo de azúcar.
Ya tenemos las bebidas light, el kétchup light y las galletas light. No hay lechuga light, ni sardinas light, ni lentejas light, tres ejemplos de alimentos saludables y a los que no les sobra de nada.
El 30% de mucho sigue siendo insuficiente
El Reglamento 1924/2006 determina que para que un producto sea light (o lite) debe haber reducido, como mínimo, el 30% de uno o más nutrientes, distintos de vitaminas o minerales.
La cuestión está en que es un 30% menos con respecto a otros productos similares. Es decir, no se comparan tartas de chocolate con rebanadas de pan integral. Se comparan tartas con tartas y patatas fritas con patatas fritas. “Si un alimento de 100 gramos aporta 1.000 calorías y se reduce en un 30%, aportando 700 calorías, este alimento se puede denominar light", sintetiza el experto.
Sin embargo, ese alimento – imaginemos una palmera de chocolate gigante, pero con menos azúcar – estará aportando por sí solo un tercio de la ingesta calórica diaria recomendada. Un valor que dista mucho de ser recomendable.
Alimentos light: mitos y realidades
¿Son los productos light engañosos? Con la ley en la mano, no. Sin embargo, las técnicas de marketing van dirigidas a que el ciudadano los vea como saludables. De ahí surgen algunos de los mitos más extendidos sobre estos alimentos ‘ligeros’. Por ello, también es muy importante la alfabetización alimentaria de la población y la educación alimentaria por parte de los dietistas-nutricionistas.
- No hay alimentos light para una dieta de pérdida de peso.
- No se pueden comer de forma ilimitada. Sin embargo, muchas personas acaban comiendo de más por esa falsa sensación de que ‘no engordan’
- Zero no es mejor que light. En el caso de los refrescos de cola light y los ‘zero’, la única diferencia está en el sabor.
- Comer light no adelgaza, ni sirve para no engordar a largo plazo. Eso se logra con un cambio de hábitos nutricionales y un estilo de vida más saludable.
Russolillo insiste en que la pérdida de peso tiene carácter multifactorial. Intervienen la dieta y la actividad física, pero no son los únicos. "Hasta ahora habíamos visto la obesidad como un mero balance energético, (calorías consumidas menos calorías quemadas). Sin embargo, hace tiempo que sabemos que hay factores metabólicos, endocrinológicos, de estrés, ansiedad, de sueño… Incluso casos cuyo origen está en los genes y hasta en un virus".
Los alimentos light o ligeros más allá de quitar cierto cargo de conciencia por comer algo que sabemos que no es la mejor opción, “no nos pueden garantizar que no vayamos a engordar. Aunque reduzcamos en un 30% las calorías de un determinado alimento, si es hipercalórico, seguirá siendo excesivamente calórico".
El dilema de las bebidas light, ¿por qué llevan impuesto?
En enero de 2021 el IVA de las bebidas azucaradas pasó del 10% al 21%. Esta medida también se extendió a los refrescos light, pese a que muchos son acalóricos, es decir, no se endulzan con azúcar, sino con edulcorantes que no aportan calorías. A pesar de esto, quedan afectadas por este cambio en el impuesto.
Pero, ¿por qué, si se gravan los refrescos azucarados, se incluyen los light en el mismo saco?
Según esa cuenta de la vieja que muchas veces se hace con los alimentos que aportan calorías y aquellos que no, los refrescos acalóricos no deberían suponer problemas para aquellas personas que luchan contra la obesidad. O que, simplemente, no quieren subir de peso.
Sin embargo, sí afectan al llamado ‘umbral de dulzor’, la sensación de que un alimento está más o menos dulce. Por eso se han incluido en esta medida las bebidas edulcoradas acalóricas, con el objetivo, según el Ministerio, de frenar ese consumo. Implícitamente se busca promover hábitos dietéticos saludables al beber y estimular el consumo de agua, que debe constituir la principal forma de hidratarnos.
Pero, ¿son saludables o no?
En nutrición las cosas no son A o B. No se puede afirmar que los productos light engordan y tampoco cuestionar si los alimentos light son realmente saludables o no.
"Del mismo modo que no hay estudios científicos que concluyan que el consumo de productos light tiene efectos positivos para la salud, tampoco los hay que muestren efectos negativos, ya que, se elaboran con ingredientes seguros", asegura Russolillo.
Trucos light en casa
Lo de reducir en un 30% los nutrientes más calóricos no es potestad única de la industria. También podemos hacerlo en casa. Russolillo nos propone varias recetas ‘light’ caseras:
- Sustituir parte del azúcar del flan o las natillas por pequeñas cantidades de vainilla.
- Desgrasar el caldo del cocido. “Se pueden clarificar con clara de huevo y carne picada, una técnica muy utilizada en la alta cocina. O guardar el caldo en la nevera y a la mañana siguiente, retirar la grasa solidificada en la parte superior".
- Eliminar el exceso de aceite de los fritos. Para ello, dejaremos reposar los alimentos fritos en una bandeja cubierta con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.
- Probar un yogur o el café sin azúcar, puede que nos guste.
- Cambiar en una receta la nata por yogur.
- Utilizar canela o raspadura de limón para saborizar el yogur.
- Usar medidas caseras para aliñar, por ejemplo, en vez de verter la botella de aceite en las acelgas, hacerlo por cucharadas. Y no solo por calorías, sino por desperdicio y realmente poner en el plato lo que se va a tomar.
Son trucos sencillos con los que podemos llegar a reducir hasta un 50% el consumo de calorías diario.
El Consejo de ALDI
En los años 80, cuando surgieron los primeros alimentos light en Estadios Unidos, no había ninguna regulación al respecto. De hecho, la FDA solo contemplaba los alimentos ‘con calorías reducidas’ (un tercio menos que otros similares) y los ‘bajos en calorías’ (no más de 40 calorías por ración).
Giuseppe Russolillo. Presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Presidente de la International Confederation of Dietetic Associations (ICDA). Secretario de la Alianza Iberoamericana de Nutricionistas (AIBAN). Presidente del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Navarra. Profesor de de Alimentación Hospitalaria en la Facultad de Enfermería y de Alimentación y Cultura, Deontología Profesional, Habilidades Culinarias y Dietética en el grado de Enfermería y Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de les Illes Balears. Dietista-nutricionista y doctor por la Universidad de Navarra.