Aunque hay diversas variedades de melón, todas forman parte de la misma familia, las Cucurbitáceas, a la que pertenecen también la sandía, la calabaza o el pepino. Elegir melón en su punto exacto es una de esas tareas típicas del verano. Y es que el melón, junto con la sandía y las frutas de hueso, son frutas de verano. Aunque en el caso del melón, algunas variedades pueden conservarse hasta bien entrado el otoño.
Las variedades más habituales de melón son:
- melón Piel de Sapo, de pulpa blanca y piel gruesa y ligeramente rugosa
- melón Amarillo, de pulpa blanca y piel más fina
- melón Galia, de pulpa verdosa, muy aromática y piel fina
- melón Cantaloupe, de carne naranja y piel más gruesa
Alfonso Rojas, director del departamento F&V ALDI España, explica que “al margen del color de la pulpa, las diferencias fundamentales están en la textura y acuosidad de su pulpa, la variación del contenido de azúcar y el sabor y aroma, que puede ser más o menos intenso. El dulzor dependerá de la cantidad de agua que contenga el melón y de su estado de maduración. Cuanta menos agua tenga y más maduro esté, más intenso y dulce será su sabor. Esto es muy habitual en los melones de secano, que tienen una alta concentración de azúcares en relación a su contenido de agua".
Claves para elegir un melón
El famoso método de dar unas palmaditas para saber el grado de maduración no es el más recomendable, según Rojas. "Se necesita de mucha experiencia y sensibilidad para comprobarlo".
En su lugar, el experto menciona otros métodos más efectivos. “En algunas variedades, como el melón Galia, basta con elegir los más amarillentos y más aromáticos. En los de piel de sapo, la mejor opción será el que más pese en relación a su volumen, tanto mejor si la piel presenta pequeños puntos de color más amarillento. Otra opción es presionar ligeramente los extremos del melón. Si la piel cede sin dejar huella, el melón estará en sazón. Por el contrario, si cede con una mínima presión, es que está demasiado maduro. Este truco, no obstante, puede ser engañoso si el melón ya ha sido presionado anteriormente por otros compradores, ya que la presión repetida sobre un mismo punto, generalmente el extremo más alejado del peciolo, puede ablandarlo sin que signifique que está maduro", apunta Rojas, ingeniero superior agrónomo y Master de Calidad.
Observar las arrugas de la piel también nos dará pistas para saber si un melón está dulce. "Cuantas más arrugas, más estrés hídrico habrá sufrido la fruta y, por lo tanto, concentrará una mayor cantidad de azúcar si está en sazón", apostilla el experto. Recuerda que los azúcares de la fruta son intrínsecos, es decir, azúcares saludables que no hay por qué restringir, siempre que tomemos la fruta entera y no en zumo.
Los productores ya cuentan con tecnologías precosecha muy exactas para medir el azúcar y determinar el momento óptimo para su recolección. “De esta forma es posible ofrecer una fruta de temporada, dulce y jugosa", resume Rojas.
Así hay que guardar un melón abierto en casa
Si elegir el melón bien es clave para llevarlo a casa, guardarlo correctamente es fundamental para poder aprovecharlo bien. A diferencia de otras frutas más pequeñas, rara vez nos vamos a comer un melón de una sentada. Lo habitual es comer unas rodajas y guardarlo en la nevera. Como cualquier fruta, al partirlo, la pulpa queda expuesta, con lo que aumenta la deshidratación y se acelera su deterioro. "La mejor forma de conservar un melón una vez abierto es cubrirlo con un film de plástico impermeable", aconseja Rojas. "Esto evitará la deshidratación de la superficie por el contacto con el aire. Además, es importante mantenerlo siempre en frío, entre unos 4-6 ºC".
Con o sin pepitas, ¿cómo elegir la mejor sandía?
Hay a quienes les desagrada encontrar semillas (las famosas ‘pepitas’) en la sandía. Por eso suelen comercializarse tanto variedades con semillas, como otras sin ellas. "La única diferencia es que las que no tienen pepitas son estériles, es decir, son frutos que no tienen capacidad para reproducirse. Son frutas más fáciles de consumir y, por lo tanto, más atractivas para el consumidor, aunque desde el punto de vista nutricional y sensorial son similares", explica Rojas.
Como en el caso del melón, los más expertos en la materia realizan pequeñas palmadas en la piel de la fruta para apreciar si su pulpa vibra o no en el interior. Es una experiencia que requiere mucha técnica y no siempre es fácil comprobar su estado de maduración. "Otro método muy popular para saber si una sandía está madura es buscar las ‘marcas de caracol’. La sabiduría popular dice que si un caracol ha elegido una sandía para dibujar su huella, significa que estará buena. También podemos seleccionar la que más pese en relación a su volumen, como sucede con el melón”, detalla Rojas.
Otra señal es que la piel presente una coloración amarillenta o blanquecina, señal de que ha estado en contacto con el suelo antes de su recolección.
Una vez abierta, ¿cómo guardamos una sandía en casa?
Como en el caso del melón, cualquier fruta abierta queda expuesta a una deshidratación más rápida de su pulpa y a su deterioro. Para ralentizar este proceso, "debemos cubrir con un plástico impermeable y mantenerla siempre en frío, entre 4-6 ºC", señala Rojas.
Frutas de hueso: cómo saber elegirlas en su punto y guardarlas para que duren
Las frutas de verano, además de ser un alimento la mar de saludable, pueden ser un tentempié refrescante en los días de mucho calor. Si queremos comprar o consumir frutas de hueso, como las cerezas o los melocotones, en su punto y dulces, la forma más sencilla es ayudarnos de la vista y el olfato. Por el contrario, no conviene abusar del tacto (es decir, no apretar o estrujar las piezas), ya que puede dañar la fruta.
- Cerezas: el peciolo debe estar verde y la piel brillante, sin arrugas y de color rojo intenso casi negro
- Melocotones, nectarinas, albaricoque y paraguayos: el color debe virar hacia el amarillo/naranja y el aroma denota sazón. “Una leve presión sobre la carne de la fruta nos ayudará a determinar la firmeza de la pulpa, siendo más blanda o más dura, hecho que nos indicará su grado de madurez”, detalla Rojas.
Para conservar de la mejor manera este tipo de frutas se recomienda "ponerlas en frío para frenar su maduración y evitar su deshidratación. Lo ideal es guardarlas en el cajón del frigorífico diseñado para la conservación óptima de frutas y verduras, que nos ofrece una temperatura entre los 2-4 ºC y una recirculación del aire más baja”, aconseja el experto.
El Consejo de ALDI
Melocotones, ciruelas y nectarinas son frutas climatéricas. Esto significa que siguen madurando después de recogerlas del árbol. Si aún están un poco inmaduras al llegar a casa, uno o dos días a temperatura ambiente serán suficientes para que maduren. En estos casos debemos vigilar que no se estropeen, ni se deshidraten.
Alfonso Rojas. Director del Departamento F&V de ALDI España. Es ingeniero superior agrónomo, Master de Calidad y MBA en la Escuela de Agricultura de Montpellier. Tiene más de 15 años de experiencia en el mundo de las compras de F&V, tanto en productos de origen nacional como importaciones. Ha trabajado para distintas cadenas de supermercados (DIA%, Alcampo, Carrefour y actualmente, en ALDI España).