La sacarina, y en los últimos años, la estevia (o stevia, que es su nombre científico y, paradójicamente, el que más se usa a nivel comercial), probablemente sean los dos edulcorantes más conocidos entre quienes buscan una alternativa al azúcar para endulzar, pero con menos calorías. Dejando a un lado los edulcorantes de uso doméstico o particular, nos encontramos con otro endulzante cada vez más conocido: el sorbitol o E-420 (su denominación genérica como aditivo alimentario).
¿Qué es el sorbitol y para qué sirve?
El sorbitol es un poliol (alcohol de azúcar) de origen natural y, como la mayoría de los polialcoholes, está presente, sobre todo, en las frutas. Su uso se remonta a finales del siglo XIX, cuando un químico francés, allá por 1872, descubrió sus propiedades edulcorantes. Empezó a emplearse como sustituto del azúcar sobre todo, para reducir el consumo de aquel en pacientes con diabetes o que necesitan llevar una dieta de control del peso.
Cierto que no tiene un poder endulzante tan potente como el azúcar, pero cuenta a su favor un aporte mínimo de kilocalorías. Mientras un gramo de sacarosa (el término científico para el azúcar corriente y moliente) aporta 4 kilocalorías por gramo, el sorbitol solo tiene 2,4 kilocalorías.
Alimentos a los que se añade sorbitol
Además de endulzar y ser más bajo en calorías que el azúcar (o kilocalorías, para ser rigurosos con el término profesional), “el sorbitol presenta otras dos propiedades muy útiles en la industria alimentaria: su poder humectante y texturizador", apunta Rafael Urrialde, académico de Honor de la Academia Española de Nutrición y Dietética y coordinador de su grupo de especialización en Seguridad Alimentaria, Nutrición e I+D+i (GE–SANIDi).
Y así tenemos la tríada perfecta, las tres propiedades que hacen que encaje como anillo al dedo en el sector de la bollería industrial o en el de los chocolates:
- Aporta dulzor con menos kilocalorías que el azúcar
- Hace que los productos se mantengan frescos más tiempo
- Proporciona una textura muy agradable
Por todo ello, se emplea en caramelos, golosinas, bombones, mermeladas, turrones, bollería, cremas, postres lácteos y hasta en bebidas, como las gaseosas. De hecho, “el sorbitol es el único poliol, junto con el manitol, que se permite incluir en bebidas en la Unión Europea” matiza Urrialde.
Riesgos y efectos secundarios del consumo de sorbitol
En general, el consumo de productos con sorbitol entre sus ingredientes es completamente seguro, y no produce ningún riesgo importante para la salud.
Intolerancia
Una pequeña parte de la población puede tener intolerancia al sorbitol, que, en muchas ocasiones, va pareja con la intolerancia a la fructosa u otras alteraciones digestivas, como el SIBO. “En estos casos, su consumo deberá estar más o menos limitado según el grado de intolerancia que exista, y siempre bajo supervisión sanitaria”.
Posibles diarreas
Aunque, sí que habría que evitar un consumo excesivo, como con cualquier poliol, ya que, en ese caso, sí se podrían producir episodios de efecto laxante. "Cuando un alimento tiene más de un 10% de polialcoholes añadidos autorizados, la legislación en la Unión Europea (Reglamento 2021/1175) obliga a los fabricantes a incluir en el etiquetado una leyenda en la que se advierta al consumidor de que un consumo excesivo de ese producto puede producir efectos laxantes", advierte Urrialde.
No produce caries
Más allá de este efecto digestivo, “no se han encontrado otros que se puedan considerar perjudiciales para la salud producidos por el sorbitol. Es más, no solo no es peligroso, sino que se ha visto que carece de efecto cariogénico, es decir, no produce caries. Precisamente esto lo convierte en el ingrediente ideal para la fabricación de medicamentos, chicles, caramelos o gominolas, entre otros productos".
Esto no quita para que estos alimentos tengan un pobre valor nutricional y su consumo deba ser siempre esporádico y en el contexto de una alimentación variada y saludable.
No afecta a los niveles de insulina
Su consumo produce un aumento mínimo de los niveles de glucosa e insulina en sangre, ya que una vez absorbido, el sorbitol se metaboliza sin necesidad de que actúe la insulina. Por ello, "puede utilizarse en productos alimenticios o como edulcorante de mesa para personas con diabetes", apunta el experto.
Sorbitol y cáncer
"No existen evidencias científicas que confirmen relación alguna entre el consumo de sorbitol y la aparición y desarrollo de cáncer”.
Alimentos con sorbitol de forma natural
Hemos visto cómo el sorbitol forma parte de los ingredientes de una larga lista de productos alimenticios. Ahora bien, también lo consumimos en mayor o menor concentración al comer frutas, como la manzana, pera, ciruelas, higos, pasas, albaricoque, cerezas, fresas y frutas del bosque o bayas.
También, en hortalizas, como los champiñones y la coliflor, y en las algas rojas.
Diferencias con otros edulcorantes
Si comparamos el sorbitol con el resto de edulcorantes, encontramos dos diferencias fundamentales. “La primera de ellas es que el sorbitol aporta calorías (2,4 kcal/g), mientras que las otras opciones, como el eritritol, aportan cero calorías. La segunda es que el sorbitol, junto con el manitol, está autorizado para emplearse en la elaboración de todo tipo de alimentos, incluidas las bebidas, permiso que no comparten el resto de polialcoholes".
Queda un tercer elemento que le confiere singularidad y utilidad a la industria alimentaria. A diferencia de otros edulcorantes, el sorbitol es estable a altas temperaturas, lo que hace que sea especialmente adecuado para la elaboración de productos horneados y procesados que requieren cocción o pasteurización.
El Consejo de ALDI
¿Te gustan que tus platos tengan un sabor dulce? Prueba a endulzarlos de forma natural añadiendo frutas frescas (plátano, manzana…), frutas desecadas (albaricoques, higos, uvas o ciruelas pasas), algunas hortalizas con matices dulces (calabaza o boniato) o especias (canela o vainilla).
Rafael Urrialde. Profesor de la Unidad de Fisiología Vegetal del Departamento de Genética, Fisiología y Microbiología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense de Madrid. Profesor de Seguridad Alimentaria del Departamento de Ciencias Farmacéuticas y de la Salud de la Universidad San Pablo CEU. Profesor Honorífico de Nutrición de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Valladolid. Urrialde es doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista Universitario en Ciencias Ambientales por la Universidad Complutense de Madrid. Diploma en Nutrición, Curso postgraduados de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Granada. 2006. Especialista en Alimentación, Seguridad Alimentaria, Nutrición y Sostenibilidad. Profesor en diferentes grados de distintas universidades nacionales e internacionales, así como en másteres relacionados con la alimentación, seguridad alimentaria, nutrición, sostenibilidad y salud. Académico Numerario de la RAED, Académico de Honor de la Academia Española de Nutrición y Dietética y miembro del Comité Científico de la FINUT. Presidente de la Comisión Científica de la SEMED. Vocal de la Junta Directiva de la SEÑ. Pertenece a diferentes sociedades o entidades: SENC, SEÑ, SESAL, SEMED, miembro del Patronato de la FEN. Vocal de Alimentación Honorífico del CGCOF. Socio de Honor de la AdENyD. Coordinador del Grupo de Seguridad Alimentaria, Nutrición, Investigación, Desarrollo e innovación de la AEND. Autor de más de 50 publicaciones científicas, 10 de capítulos en libros de consulta científico-técnicos, Codirector de 2 tesis doctorales y director de 7 Trabajos Fin de Máster y de 4 Trabajos Fin de Grado en la Universidad Complutense de Madrid, Universidad San Pablo CEU de Madrid y Universidad de Granada. TWITTER: @RUrrialde_PhD