La lista de síntomas del síndrome del intestino irritable (SII) es bien conocida: distensión abdominal, sensación de hinchazón, meteorismo, urgencia y alteraciones en el ritmo evacuatorio, sensación de evacuación incompleta… Manifestaciones que pueden atenuarse con una adecuada dieta para colon irritable.
¿Qué es el Síndrome del Intestino Irritable?
Esta patología, también conocida como ‘síndrome del colon irritable, o, sencillamente, el colon irritable’ responde a un trastorno muy frecuente que "altera la funcionalidad del tracto gastrointestinal, sin que se encuentre evidencia de daño o enfermedad que justifique los síntomas", señala la dietista-nutricionista Teresa Ureta.
Tiene carácter crónico y suele cursar en brotes que pueden solaparse o distanciarse en el tiempo. Pese a que la alimentación no es la causa, una dieta inadecuada puede empeorar los síntomas. También suele empeorar en épocas de estrés.
“A pesar del impacto tan negativo que tiene en la calidad de vida del paciente, es un síndrome benigno para el que contamos con tratamientos nutricionales que pueden revertir en gran parte el problema", destaca Ureta, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética.
Una adecuada dieta para el colon irritable no proporciona la curación, “pero sí dotar al paciente de las herramientas necesarias para entender lo que le ocurre, gestionarlo y prevenirlo en la medida de lo posible”, recalca la experta.
No está claro qué lo causa, pero afecta más a las mujeres
Se estima que alrededor de un 10% de la población lo sufre. Afecta más a mujeres. También a personas que han sufrido infecciones del tracto gastrointestinal, como las enteritis; que se han tratado con antibióticos durante largos períodos de tiempo y aquellas sometidas a estrés crónico.
A pesar de esta elevada prevalencia, se desconocen sus causas. Existen, sin embargo, varios factores que pueden predisponer al desarrollo del síndrome del intestino irritable:
- Alteración en la motilidad intestinal (un cambio del tránsito intestinal)
- Hipersensibilidad visceral (una percepción anómala del dolor visceral)
- Infecciones, como una gastroenteritis
- Disbiosis intestinales (alteración de la composición y/o las funciones de los microorganismos que están presentes en las mucosas intestinales)
- Tener un intestino ligeramente más permeable de lo normal
Dieta para el colon irritable: claves para una alimentación adecuada
El abordaje de esta enfermedad es triple: medidas farmacológicas, psicoterapéuticas e higiénico-dietéticas.
Por lo que respecta a estas últimas, "se recomienda una alimentación sana y equilibrada, fomentando el consumo de alimentos que a la persona le sienten bien y que deben incluir frutas y verduras, cereales integrales, si se toleran bien, legumbres, grasas de calidad, estar bien hidratado y a su vez, evitar las comidas copiosas, los procesados, el alcohol…", explica Ureta, diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Navarra y PGD en Diabetes por la Universidad de Roehampton (Reino Unido).
Es importante masticar bien los alimentos, sobre todo los crudos, como también si fuera necesario remojar los cereales antes de consumir o cocer muy bien las legumbres, incluso tomarlas en crema.
En ocasiones, puede ser recomendable eliminar la lactosa, el gluten o ciertos alimentos específicos. “La mejoría en esos casos es apreciable ya en las primeras semanas", apostilla. Esta pauta dietética debe complementarse con
un estilo de vida saludable “en el que la persona descanse lo suficiente, evite el sedentarismo, la ingesta excesiva de café u otros estimulantes, el tabacos y gestione correctamente el estrés", aconseja la experta.
Dieta FODMAP, crucial en el tratamiento del colon irritable
En ocasiones, la aplicación de todas las medidas mencionadas no bastan para mejorar la sintomatología del paciente. “En estos casos de colon irritable, una dieta más específica será el siguiente paso", asegura Ureta. Es cuando se pone en marcha una dieta que los pacientes suelen nombrar como la de los ‘alimentos prohibidos para el colon irritable’.
El abordaje nutricional que mejores resultados logra es seguir una alimentación modificada en sustancias fermentables, lo que se conoce como dieta FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables). “Para su efectividad, es importante seguir las tres fases: eliminación, testeo y la posterior reintroducción de alimentos FODMAP".
Implementar una dieta de este tipo de la forma más segura posible y con las máximas garantías de éxito "requiere que el paciente se ponga en manos de un dietista-nutricionista experto en digestivo que guíe durante el proceso", aconseja Ureta.
Antes de acudir al dietista-nutricionista, hay que pasar por un diagnóstico médico
No podemos empezar la casa por el tejado y la dieta específica debe llegar siempre después del diagnóstico del médico de atención primaria complementadas con un especialista del aparato digestivo.
“Primero se realizan las pruebas complementarias necesarias en función de los síntomas (análisis de sangre y heces, gastroscopias, colonoscopias, imagen…). Si no se encuentra una causa que explique la sintomatología, se utilizan los criterios ROMA IV de diagnóstico y clasificación", que son unos criterios clínicos para detectar trastornos funcionales digestivos, describe la experta.
El papel de la fibra en el manejo del síndrome del intestino irritable
La fibra tiene un papel destacado en el marco de una alimentación enfocada al tratamiento del intestino irritable. "Reducir su consumo, en especial, el de las altamente fermentables, es una estrategia que se utiliza de forma transitoria durante la parte inicial del tratamiento nutricional", apunta la experta. Para conocer esos altamente fermentables se debe acudir a un dietista-nutricionista especializado en digestivo.
Prueba de ello, es que "mucha gente experimenta un empeoramiento de los síntomas cuando consume algún tipo de fibra, sobre todo la soluble".
Tratamiento farmacológico y terapias complementarias para el colon irritable
El médico decidirá si es necesaria la prescripción de fármacos y, en su caso, el tipo más adecuado. Existen diferentes tipos de tratamiento: "se pueden prescribir laxantes, antidiarreicos, espasmolíticos, moduladores de la sensibilidad visceral, antibióticos, suplementos de fibra, probióticos y prebióticos, y antidepresivos por su acción a nivel intestinal", enumera.
En cuanto a otros tratamientos complementarios o suplementación, Ureta apunta que existen ciertos suplementos que pueden mejorar el estado del paciente, una vez han mejorado los síntomas y se ha normalizado su alimentación. “Estos suplementos buscan mantener la función intestinal. En este grupo encontramos los xiloglucanos, un tipo de fibra beneficiosa para estos casos, probióticos (microorganismos vivos) o algunas enzimas que en momentos específicos el paciente puede tomar con finalidad preventiva. Pero lo ideal es que viva libre de síntomas y alimentándose con normalidad sin la ayuda de la suplementación".
El Consejo de ALDI
El estrés desencadena o empeora muchos de los síntomas de las enfermedades gastrointestinales. Una ducha relajante con tu gel favorito seguido de un masaje con una crema hidratante aromatizada ayudan a reducir los niveles de estrés.
Teresa Ureta. Dietista-nutricionista y miembro del grupo de especialización de nutrición clínica de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Navarra y PGD en Diabetes por la Universidad de Roehampton (Reino Unido). Ejerce como Dietista-Nutricionista desde 2001 y ha trabajado en diferentes áreas de la nutrición clínica tanto hospitalaria como de atención primaria en España y en el Reino Unido. Ha trabajado como dietista Renal, en atención especializada en soporte nutricional oral y enteral, nutrición enteral domiciliaria, atención especializada en rehabilitación y neuro-rehabilitación. Actualmente colabora con la asociación de enfermos de Párkinson en la Rioja (AREPAK) y Asociación Española Contra el Cáncer en La Rioja, labor que compatibiliza con la consulta privada.