‘Ya sé que la cerveza engorda, pero no todas engordan lo mismo’. La frase es fácil de escuchar en cualquier bar como excusa para beber sin asumir que esta bebida aporta calorías, alcohol y pocos nutrientes valiosos a la dieta. Aun así, la bebida alcohólica que más se consume en nuestro país es la cerveza. Aunque bajo en comparación con otras bebidas, posee un contenido de alcohol que mueve a algunos consumidores a buscar excusas o razones que apoyen su consumo. El marketing hace el resto. Aparecen reclamos que sugieren que beber cerveza es bueno para tal o cual objetivo, se buscan los beneficios nutricionales de la cerveza, se sugiere que la cerveza es buena para la salud del cabello y, cómo no, se multiplican las propuestas comerciales de cervezas ‘que no engordan’.
Manuel Moñino, dietista-nutricionista y miembro del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética, pone los puntos sobre las íes en este asunto. Y repasa cuánto hay de cierto en esa idea de que engorda la cerveza.
¿Cuántas calorías tiene una cerveza?
Según el Informe Socioeconómico del Sector de la Cerveza en España, elaborado por la patronal Cerveceros de España y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la media de consumo per cápita de cerveza fue de 56 litros en 2023. Paradójicamente, aunque España es un país donde este producto se consume de forma habitual, una de las mayores preocupaciones más recurrentes entre los ciudadanos es si la cerveza engorda.
Manuel Moñino recalca que “la energía de esta bebida procede principalmente del alcohol, que aporta 7 calorías[1] por gramo. También, aunque en menor medida, de los azúcares libres, que rondan los 3,5 o 4,5 gramos/100 mililitros”.
Teniendo en cuenta que una cerveza de las que se consumen habitualmente en España proporciona entre 4 y 6 gramos de alcohol por cada 100 mililitros, podemos calcular con facilidad cuántas son las calorías que ingerimos en un botellín o en una caña. Para afinar más los cálculos, Moñino señala las calorías por cada 100 mililitros de los distintos tipos de cerveza:
• Cerveza negra tipo Guinness: 43-36 kcal. Teniendo en cuenta que una cerveza de las que se consumen habitualmente en España proporciona entre 4 y 6 gramos de alcohol por cada 100 mililitros, podemos calcular con facilidad cuántas son las calorías que ingerimos en un botellín o en una caña.
• IPA: 66 kcal – 39 kcal, según su aporte de alcohol, que suele ser mayor que otras variedades con cantidades similares de azúcares.
• Pilsen: 38 kcal a partir de alcohol y azúcares.
• Cerveza sin alcohol: 35-37 kcal a partir de azúcares, aunque pueden tener pequeñas cantidades de alcohol (<1%).
• Cerveza 0.0: 18-26 kcal a partir de azúcares.
• Cerveza sin gluten: 47-49 kcal alcohol y azúcares.
• Cerveza light: 29 kcal por la reducción de alcohol (<3.2 gramos) y azúcares (<1 gramo).
¿Qué bebida engorda más, el vino, la cerveza o el refresco de cola?
No se trata de justificar si la cerveza engorda más o menos que otras bebidas. El experto insiste en que “los alimentos no engordan o adelgazan por sí mismos. Es el patrón alimentario y el estilo de vida, además de otros factores como la edad o la genética, los que determinan el cambio en el peso y composición corporal”.
A la hora de comparar las calorías de cada una de esas bebidas debemos evitar caer en la trampa de compararlas sin tener en cuenta la medida habitual de consumo, que, como vamos a ver, suelen ser distintas.
- Vino
Se consume habitualmente en copa.
Una copa de vino suele contener unos 100-150 mililitros de producto. Cada copa nos aporta 80 y 140 kcal.
- Cerveza
Se consume normalmente en cañas o tercios.
Una caña (o 1/5) equivale a unos 80 o 90 kcal. Un tercio proporciona unas 150 kcal.
- Refresco de cola
Una lata de refresco son 330 mililitros y aporta unas 150 kcal.
¿Qué es más saludable, la cerveza o un refresco de cola?
En términos de salud, lo de que la cerveza engorda es un mal menor. Manuel Moñino recuerda que “los efectos perjudiciales para la salud de las bebidas alcohólicas superan con creces a los de las de bebidas azucaradas. El consumo de alcohol se asocia a un mayor riesgo cardiovascular y de cáncer, así como a otros aspectos sociales, como la violencia, accidentes de tráfico, agresiones sexuales, baja productividad, enfermedades mentales…”.
A renglón seguido, el experto hace hincapié en que “entre los efectos adversos de las bebidas azucaradas para la salud destacan el incremento de riesgo de obesidad, enfermedades cardiovascular y diabetes tipo 2, entre otros. Razones más que suficientes para que no se consideren como una alternativa saludable al consumo de bebidas alcohólicas”.
Trucos para que la cerveza no engorde
El truco no es truco, sino una verdad universal: cuanto menos alcohol, mejor. Para no engordar y para, en general, llevar un estilo de vida saludable. Evitar el alcohol no solo contribuye a evitar las calorías de las bebidas alcohólicas, también nos mantiene alejados de sus efectos perjudiciales para la salud.
Una vez tenemos claro todo lo anterior, el dietista-nutricionista da estas recomendaciones, tanto para cerveza como para otras bebidas alcohólicas:
- No tomar más de la cantidad de bajo riesgo. En hombres es de un máximo de 2 unidades básicas estándar de alcohol diarios, equivalente a una copa de vino o una caña. En las mujeres es de 1 unidad.
- Tener días semanales sin consumo de cerveza.
- Evitar las de alta graduación, como las IPA.
- Recurrir a las light, sin alcohol o 0,0%.
- Si se desea mezclar cerveza con refresco, mejor que sea sin azúcar para reducir el consumo de alcohol sin aumentar el de azúcares.
¿La cerveza aporta nutrientes significativos?
Este es otro de los mitos más frecuentes sobre esta bebida. Sin embargo, el dietista-nutricionista tiene claro que apenas cuenta con ningún tipo de interés desde el punto de vista nutricional. “Una cerveza aporta cantidades no significativas de nutrientes derivados principalmente del agua, los minerales y algunas vitaminas del grupo B procedentes de la cebada. pero se encuentran en cantidades tan ínfimas que son ridículas si se comparan con las que aportan los cereales integrales, las legumbres o las hortalizas de hoja verde, entre otros alimentos”. Cualquier reclamo de la cerveza con motivos de salud carece totalmente de sentido.
La levadura de cerveza, ¿es buena para el cabello o como recuperador para deportistas?
“Los mensajes de salud que la industria de bebidas alcohólicas atribuye a la cerveza por el mero hecho de contener levadura de cerveza son del todo engañosos e interesados, con un claro conflicto de intereses”, afirma, contundente, Manuel Moñino.
En efecto, la levadura seca de cerveza es una fuente de nutrientes, como folatos, niacina o tiamina, entre otros. “Pero son cantidades tan ínfimas que en modo alguno deben ser tenidas en cuenta desde el punto de vista nutricional”.
El target deportista también está en la diana de la industria de la cerveza, destaca el dietista-nutricionista con especialidad acreditada en salud pública y nutrición comunitaria por el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas. “Han existido campañas de promoción de consumo de cerveza sin alcohol 0.0% como bebida de reposición de líquidos para deportistas. Sin embargo, su composición está muy alejada de ser una bebida isotónica”. Es decir, beber cerveza al terminar de entrenar dista mucho de encajar en las recomendaciones de hidratación para el deporte. Sin olvidar que el alcohol deshidrata, justo todo lo contrario que necesita el deportista tras un entrenamiento exhaustivo o una competición.
La cerveza 0,0%, ¿es un buen sustituto de la cerveza con alcohol?
“Desde el punto de vista de salud pública, la controversia que acompaña a estas bebidas sin alcohol, es que, aunque no contengan alcohol o solo contengan pequeñas cantidades, pueden ser una vía de inicio al consumo de bebidas alcohólicas o al incremento de su consumo, perpetuando el ambiente de fácil acceso a las bebidas alcohólica”.
El experto recuerda, además, el alto contenido de estas bebidas de azúcares libres y calorías: Una botella de cerveza 0.0% (330 ml) aportaría entre 70-80 kcal, en su mayoría a partir de azúcares”.
¿Qué perjuicios tiene consumir cerveza?
Las bebidas fermentadas de baja graduación, como la cerveza o el vino, se consumen de forma habitual dentro del patrón de alimentación de la dieta mediterránea. Un consumo cuyas raíces enlazan con factores sociales y culturales. “Sin embargo, no son argumentos de peso para que su consumo se asocie a mejoras para la salud o a la reducción del riesgo de enfermedades. Y mucho menos, para que se promueva el inicio temprano de su consumo en jóvenes, o se facilite entornos accesibles a las bebidas alcohólicas y a precios muy asequibles”, asegura Moñino.
A modo de conclusión recalca que “la ciencia afirma de manera unánime que ninguna cantidad de alcohol, por pequeña que sea e independientemente de la bebida de la que proceda, está exenta de riesgo para la salud. No consumirlo es la única forma de evitar sus efectos dañinos para nuestra salud y para la sociedad, considerando que esos daños trascienden al mero ámbito personal”.
[1] El uso del término ‘calorías’ en el lenguaje coloquial, pese a estar muy popularizado, resulta inexacto. En realidad, no se trata de ‘calorías, sino de ‘kilocalorías’, es decir, 1.000 calorías. No obstante, para adaptarnos al lenguaje habitual y evitar malos entendidos, utilizaremos también en término calorías en esa acepción coloquial, pero inexacta.
El Consejo de ALDI
Tanto si está en botella de vidrio como si lata no olvides depositar el envase en el contenedor adecuado para su reciclaje.
Manuel Moñino. Miembro de honor del cuerpo de académicos, del comité científico y del Área de Gestión del Conocimiento Científico y coordinador de los grupos de Especialización de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Y Consultor Senior en Nutrición Comunitaria y Salud Pública. Es Dietista-Nutricionista por la Universidad del País Vasco. Especialista en Comunicación de Ciencias de la Salud y Alimentación Humana por la Universidad de las Islas Baleares. Coordinador de proyectos del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Illes Balears e investigador adscrito a CIBEROBN del Instituto Carlos III para los estudios PREDIMEDy PREDIMED PLUS. Coordina el Grupo de Salud Pública de EFAD y el Comité Científico de la Asociación "5 al día". Autor de 11 capítulos de libros, 19 artículos en revistas indexadas, 30 comunicaciones en congresos internacionales y 38 nacionales. Miembro de comités científicos y organizadores en 18 congresos, 9 de ellos internacionales. Twitter: @monyino