¿Te sientes inapetente a lo largo del día, pero te entra un hambre voraz e incontrolable por la noche? Podrías tener síndrome del comedor nocturno (o también conocido como NES, por sus siglas en inglés, Night Eating Syndrome).
Comedores nocturnos, un síndrome con nombre propio
Este síndrome “se considera un trastorno de la conducta alimentaria. Se caracteriza por anorexia durante la mañana, e hiperfagia (comer mucho y compulsivamente) vespertina o nocturna. Esta situación se produce en un estado de plena conciencia e insomnio”, define Yolanda Fleta, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética.
Quienes lo padecen experimentan una gran ansiedad por comer por la noche. Pueden levantarse incluso varias veces de la cama a comer de forma descontrolada. Esta situación puede propiciar un aumento de peso e, incluso, aumentar el riesgo de diabetes y otras alteraciones.
Un síntoma característico: el atracón nocturno
Hambre nocturna
Despertarse a medianoche con hambre o dificultad para dormir junto con la creencia de que, si no come, no podrá dormirse. También se produce una fuerte necesidad de comer después de la cena y a la hora de acostarse.
Elevada ingesta calórica por la noche
Ingerir más del 25% de la ingesta calórica después de la cena.
En repetidas ocasiones
Levantarse de la cama a comer varias veces durante la noche. “Y sufre este episodio más de dos veces por semana”, explica la experta.
Empeoramiento del estado de ánimo al anochecer
Es habitual tener ansiedad, estrés, tristeza o insatisfacción por no ser capaz de controlar ese apetito nocturno. El individuo cree que si no come, no podrá dormir. Esta idea, sumada a la ansiedad, se controla a través de la alimentación.
Ingesta despiertos
Las personas que padecen este síndrome “suelen tener insomnio, pero no son sonámbulos, son conscientes de lo que están haciendo en todo momento”.
Anorexia o ausencia de ganas de comer por la mañana
Puede no tener ganas de desayunar. Las ganas de comer aumentan a medida que avanza la tarde y llega la noche. “Se asocia con un patrón de retraso del ritmo circadiano en la alimentación, que provoca trastornos del ritmo circadiano del sueño”, explica Fleta.
Alimentos estrella en las grandes ingestas nocturnas
En estos atracones se suelen preferir alimentos ricos en carbohidratos. “Sobre todo, refinados, ricos en azúcares y grasas, como snacks y bollería. Los dulces intervienen en el sistema de recompensa cerebral en momentos de ansiedad aumentando la serotonina”.
Normalmente los alimentos se toman en forma de bocados, snacks o picoteos no demasiado grandes. “No son grandes raciones, pero tienen un alto contenido de carbohidratos. De media se ingieren 271 kcal, según un estudio”.
Precisamente esta forma de realizar las ingestas en pequeñas cantidades es una de las diferencias con el trastorno por atracón.
Perfiles más propensos a padecerlo
Un 1,5% de la población general lo padece, pero no existe un perfil habitual. “En personas con sobrepeso el porcentaje aumenta al 10%, y hasta el 25% en personas sometidas a una cirugía bariátrica (reducción de estómago)”. Aun así “la etiología del síndrome de alimentación nocturna sigue siendo desconocida”, afirma la experta.
Entre las causas que pueden estar detrás de este comportamiento apunta a “un patrón de restricción dietética que genera ansiedad, sumado a niveles de estrés elevados”.
Consecuencias para los comedores nocturnos
Al comer de forma descontrolada por la noche se acaba comiendo mucho más de lo necesario al cabo del día. Con el agravante de que se trata de una alimentación desequilibrada y poco saludable.
Además, aumenta el riesgo de caer en otros trastornos de la conducta alimentaria.
Y, por supuesto, conlleva una importante falta de descanso.
Algunos estudios revelan que desplazar las ingestas hacia la noche perjudica la flexibilidad metabólica. Esto altera el metabolismo de la glucosa y provoca una mayor resistencia a la insulina. El resultado puede ser un aumento de la grasa corporal con ello, un aumento de peso y un mayor riesgo a padecer diabetes.
Tratamiento multidisciplinar
Los trastornos de la conducta alimentaria suelen requerir un abordaje multidisciplinar entre el psicólogo y el dietista-nutricionista. No hay una varita mágica, ni un método único e infalible sobre cómo evitar los atracones nocturnos.
Corresponde al psicólogo analizar los pensamientos, emociones o preocupaciones que subyacen bajo esa conducta y reconducirlos adecuadamente. Los estudios revelan que estos pacientes suelen presentar mayores índices de depresión, estrés post traumático, baja autoestima u otros problemas de salud mental.
La terapia suele incluir técnicas para aprender a gestionar el estrés y relajación progresiva muscular. “Si es necesario, se puede llegar a administrar fármacos antidepresivos del grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina”, señala. El objetivo de estos medicamentos es, entre otros, reordenar los ritmos circadianos.
El dietista-nutricionista, por su parte, revisará los patrones de alimentación y establecer una estrategia nutricional personalizada para equilibrar las ingestas durante todo el día. Esta estrategia debe implementarse de forma progresiva, evitando los reproches, la culpa o las restricciones muy estrictas de forma inmediata. “Eso podría desembocar en un trastorno por atracón”, advierte Fleta.
Desde la Academia Española de Nutrición y Dietética se recomienda implicar al entorno cercano para comprender, empatizar y acompañar a quien sufre este trastorno.
Junto a las anteriores estrategias se recomienda practicar alguna actividad física y trabajar la higiene del sueño, estableciendo rutinas que ayuden a dormir “como acostarse siempre a la misma hora (22-23 horas). Previamente conviene realizar algunas rutinas que indiquen al cerebro que toca descansar”, recomienda la experta.
El Consejo de ALDI
Tener una agenda – vale la del móvil – y procurar seguir los horarios planteados contribuye a reducir el estrés porque organiza nuestro día a día. Además, añade regularidad a nuestras acciones y reduce algunos problemas como el estrés, el insomnio o la sensación de agotamiento por no poder llegar a todo.
Yolanda Fleta. Licenciada en Sociología y estudiante del Grado en Psicología. Desde 2008 trabaja dentro de un equipo interdisciplinar, acompañando a personas que quieren mejorar su estilo de vida, su salud y su alimentación desde el enfoque del coaching nutricional, el mindfulness y el mindful eating. Miembro de la International Association of Coaching (IAC) desde el año 2010 y Presidenta del Chapter Spain de la IAC hasta el 2019; co-fundadora de Nutritional Coaching, pioneros en la formación en coaching nutricional, tanto en España como Latinoamérica. Autora de los libros, “Coaching nutricional. Haz que tu dieta funcione”, “Las emociones se sientan a la mesa”, “Coaching nutricional para niños y padres” , “Alimentación consciente: reduce tu ansiedad y mejora tu dieta” en el 2020 y “50 herrameintas de Coaching nutricional para la salud y el bienestar”. Es docente y coordinadora del Postgrado de Coaching Nutricional de la Universitat de Barcelona y de la Maestría en Nutrition and Health coaching for Wellness de la UVG (Universidad del Valle de Guatemala). Instagram: @yolandanutritionalcoaching