El juego Burger Room vincula las respuestas a la posibilidad de hinchar el abdomen del jugador contrario con una hamburguesa hasta hacerlo explotar
La Academia Española de Nutrición y Dietética, a través de su Grupo de Especialización en Nutrición en Trastornos de la Conducta Alimentaria (GE-NuTCA), sugiere retirar el nuevo juego infantil Burger Boom de la compañía Bizak, por su posible impacto en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en los niños. Entre los TCA se encuentran la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón.
La obesidad no es un juego de niños
Este juego de mesa se compone de unas cartas y un pulsador con forma de hamburguesa. Cada una de las cartas tiene una acción asociada relativa a comer en exceso o a hacer ejercicio para bajar la comida, por ejemplo. La dinámica del juego es que cada participante coja una carta, tras lo cual se debe pulsar la hamburguesa-pulsador, según indique la carta. Así, cuanto más se pulse la hamburguesa, más se hinchará la barriga del contrincante. Esta acción se lleva a cabo con un globo que se introduce bajo la camiseta del niño/a, imitando el abdomen. Pierde el que primero explota.
“Estamos ante un juego infantil en el que, de forma genérica, se penaliza comer, se premia compensar y fomenta la asociación estigmatizante entre comer ciertos alimentos y engordar, así como entre el peso y la salud. En nuestra opinión, transmite conceptos poco adecuados sobre la alimentación, el cuerpo y la salud. Y lo más grave es que su público objetivo son niños en una edad en la que los hábitos alimentarios saludables aún están en construcción”, explica Xandra Romero, coordinadora del grupo de especialización en TCA.
Competir por el peso es un grave error
El juego se comercializa con reclamos como “divertido juego para toda la familia”, “ideal para personas de todas las edades”, “ayuda a los niños/niñas a desarrollar habilidades de estrategia y toma de decisiones”, “ayuda a mejorar su coordinación mano-ojo” o “fomenta el trabajo en equipo y la interacción social, ya que cada participantes compite de manera amigable”.
Desde el GE-NuTCA denuncian que esto no es una competencia amigable, ni fomenta el trabajo en equipo, ni las habilidades de estrategia. Por el contrario, se fomenta:
- Un concepto erróneo sobre la alimentación, etiquetando alimentos como buenos o malos y asociándolos exclusivamente al peso corporal.
- Un aprendizaje erróneo de la conducta de dieta en los y las menores, relacionado con la idea de compensación (cuando se produce un supuesto exceso de comida es necesario compensarlo).
- La idea de que existen alimentos “malos” que engordan y que, por tanto, es preciso compensar, y alimentos buenos que “ayudan a guardar la línea”, que es lo socialmente aceptado, pero puede inducir una relación de temor/obsesión con ciertos alimentos.
- Peligrosas relaciones sociales basadas en la aceptación corporal.
- Pensamientos y actitudes gordófobas y pesocentristas desde la infancia.
- Distorsión de la alimentación y el cuerpo, afectando a la imagen corporal y fomentando así, un posible trastorno de la conducta alimentaria.
Riesgo de trastornos de la conducta alimentaria
Según un estudio del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge en España se ha incrementado en un 15 % el número de casos en menores de 12 años. En los últimos dos años, las hospitalizaciones en TCA en menores se han duplicado. “Los trastornos de la conducta alimentaria tienen un origen multifactorial, pero no podemos obviar el impacto de mensajes como los que transmite este juego. Desde la Academia Española de Nutrición y Dietética lanzamos un llamamiento a los padres recomendado no comprar este producto a sus hijos, con el fin de protegerlos de un posible trastorno alimentario”, denuncia Romero.
Sugiere a la compañía juguetera la retirada de este juego y advierte al sector del riesgo de incorporar conceptos erróneos en juguetes aparentemente educativos. “Evitemos perpetuar la asociación entre el consumo de ciertos alimentos y el peso, así como la asociación entre la delgadez y la salud (cultura de dieta)”, concluye.
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