El sobrecrecimiento bacteriano intestinal o SIBO no es un trastorno inventado ni mucho menos, pero su popularidad en las redes sociales ha provocado que se llenen las consultas de pacientes que piensan que todo su malestar intestinal es SIBO. Cuando el diagnóstico es positivo, entre las primeras preguntas que se ponen sobre la mesa es si existe una dieta SIBO y qué puedo comer con esa dieta.
Adriana Duelo, dietista-nutricionista clínica y directora del International Institute of DAO Deficiency aborda el problema de qué comer si tienes SIBO.
¿Qué es el SIBO?
SIBO (Small Intestine Bacterial Overgrowth) son las siglas en inglés para describir un crecimiento anómalo y excesivo de bacterias en el intestino delgado que normalmente habitan en el grueso (colon). En un paciente sano, en nuestro intestino conviven en armonía y en equilibrio unas cantidades variables de bacterias y microorganismos, lo que conocemos como microbiota o microbioma. Cuando este balance se desequilibra “aumenta en número cierto tipo de bacterias. Es lo que llamamos una disbiosis intestinal. En estos casos de cambios en la microbiota intestinal, lo más habitual es que aumenten o se asienten bacterias patógenas”, explica Duelo.
Causas del SIBO
No se conoce una causa única y determinante para el SIBO. Por el contrario, podemos identificar diversas circunstancias que pueden contribuir o aumentar el riesgo de desarrollar esta alteración.
- Disfunción motora intestinal. Es decir, una alteración de la motilidad intestinal.
- Anomalías anatómicas. Entre ellas, obstrucciones del intestino o cirugías previas en el mismo, que pueden dar lugar a áreas donde las bacterias puedan acumularse y multiplicarse.
- Uso excesivo de antibióticos. El uso frecuente o prolongado de antibióticos puede alterar la flora bacteriana normal del intestino y permitir que las bacterias no deseadas crezcan en exceso.
- Alteraciones patológicas concomitantes. Algunas condiciones médicas, como una disminución del ph gástrico por diferentes motivos; la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca o la diabetes, pueden aumentar el riesgo de desarrollar SIBO.
- Alimentación poco saludable. Una dieta rica en alimentos de bajo valor nutritivo rica
- Salud mental. Episodios de mucho estrés y/o problemas psicológicos.
La suma de todos ellos puede provocar que bacterias que normalmente viven en el colon (por ejemplo, Lactobacillus, Escherichia, Klebsiella o Staphylococcus) se trasladen hacia el intestino delgado y colonicen zonas en las que no deberían estar, o no deberían estarlo en cantidades importantes.
Síntomas y su relación con los alimentos
El malestar para la persona afectada llega al ingerir los alimentos. Las bacterias fermentan los componentes de los alimentos en el mismo intestino delgado en vez de hacerlo en el intestino grueso. Esto genera una producción excesiva de gases que crean dolor, flatulencias sin o con muy mal olor, diarrea, estreñimiento e hinchazón abdominal, entre otros síntomas.
Toda esta sintomatología no es exclusiva del SIBO y, tal como indica Duelo, dietista-nutricionista y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética. “Es fácil de confundir con otros trastornos, ya que el SIBO engloba síntomas funcionales presentes en patologías inflamatorias intestinales, trastornos metabólicos, reacciones alérgicas e infecciones, entre otros. De aquí la importancia de recoger muy bien la historia clínica del paciente, tener claro su patrón alimentario y antecedentes patológicos y familiares”, explica.
En el diagnóstico y tratamiento conviene contar con un equipo multidisciplinar de profesionales, con médicos digestivos y dietistas-nutricionistas especializados. “Cuando un paciente acude a consulta el primer paso consiste en solicitar pruebas para descartar o confirmar el SIBO y así poder aplicar una estrategia terapéutica adecuada. Una distensión abdominal acompañada de pérdida del apetito, dolor y diarrea puede ser también un cuadro de colitis ulcerosa o celiaquía”, advierte la experta.
Alimentos a evitar con SIBO
Las bacterias de nuestra microbiota se alimentan, sobre todo, de la fibra fermentable contenida en los alimentos. En menor medida, también, de los compuestos polifenólicos (sustancias fitoquímicas presentes en una amplia variedad de alimentos, especialmente frutas, hortalizas o los frutos secos, entre otros) o los azúcares, entre otros. Esto quiere decir que una dieta rica en nutrientes fermentables va a provocar en el paciente de SIBO un aumento de los síntomas.
La solución, a priori, pasa por restringirlos. Y aquí los expertos don contundentes: hay que restringirlos, comer menos durante un cierto tiempo, pero no eliminarlos del todo, ya que podría haber carencias nutricionales que generen otros problemas de salud.
La dieta FODMAP en el SIBO contribuye a calmar los síntomas, pero no curará el sobrecrecimiento bacteriano. “La dieta SIBO es una herramienta muy útil para el tratamiento inicial, ya que facilita la digestión, disminuye el crecimiento bacteriana y los síntomas mejoran mucho”. Esta dieta suele limitar el consumo de los siguientes alimentos:
- Alimentos ricos en fructosa y sorbitol, como la manzana, las cerezas y la pera, entre otras muchas otras frutas
- Alimentos ricos en lactosa, principalmente leche y quesos frescos.
- Alimentos ricos en fructanos, manitol y GOS. Algunos ejemplos de la larga lista serían ajos, cebollas, puerros, albaricoques, sandía, apio, aceitunas, las alcachofas, los espárragos, el caqui, la granada y los garbanzos.
- Algunos cereales, como el trigo refinado, el kamut (otro tipo de trigo) o en centeno podrían generar sintomatología, a diferencia del arroz, el maíz o la espelta.
Qué no comer con SIBO y el riesgo de las dietas muy restrictivas
Para que el tratamiento sea realmente eficaz, además de modificaciones en la dieta, se suelen utilizar también antibióticos, prebióticos, probióticos o preparados a base de extractos de plantas. No obstante, insiste en que no existe un consenso claro sobre cuál es el mejor tratamiento ni existe un claro protocolo a seguir. “Cada profesional acaba generando el suyo en función a la evidencia existente y la evolución de la sintomatología del paciente que tiene delante. No hay dos casos iguales”.
Igual que no se puede decir de forma categórica qué comer con SIBO, tampoco se puede afirmar qué no comer con SIBO. Mucho menos, hablar de alimentos prohibidos en el SIBO. “La dieta FODMAP es muy restrictiva. Por eso no recomendamos alargar más allá de 2 semanas la fase inicial. Sobre todo, cuando el SIBO se junta con otros trastornos que conllevan otros cambios dietéticos, como el déficit de DAO”, señala. Tras estas siglas se esconde la enzima Diamino Oxidasa, presente en la mucosa intestinal y encargada de eliminar la histamina presente en los alimentos. La dieta baja en FODMAP y la baja en histamina, “son bastante opuestas. De ahí que sea imprescindible el seguimiento nutricional con un profesional especializado”, recalca la investigadora Adriana Duelo.
Un trastorno que puede afectar a nivel psicológico y convertirse en crónico
El abordaje del SIBO es complejo y siempre sobrevuela el riesgo de que los pacientes puedan acabar con malnutrición y problemas a nivel psicológico. La malnutrición puede llegar porque ese sobrecrecimiento bacteriano puede dañar el revestimiento del intestino delgado, complicando la absorción de nutrientes.
Pero también porque una dieta baja en FODMAP para el SIBO mal gestionada o demasiado prolongada en el tiempo deriva en carencias nutricionales. Es frecuente encontrar pacientes que, por miedo al dolor y a los síntomas que saben que los alimentos le van a ocasionar, desarrollar pavor al acto de comer y van dejando de ingerir alimentos que aportan nutrientes que son fundamentales.
Todos estos factores pueden generar ansiedad o depresión en el paciente. “Por todo esto es muy importante evitar los remedios de Internet. Hay que acudir a profesionales especializados, porque, si el tratamiento no se sigue de forma mantenida y ordenada, el SIBO puede reaparecer y terminar convirtiéndose en algo crónico”, advierte la experta.
El Consejo de ALDI
Ante la sospecha de cualquier patología digestiva, no experimentes por tu cuenta con la dieta. Consulta con un dietista-nutricionista o con un médico especialista en digestivo para abordar el mejor tratamiento.
Adriana Duelo. Nutricionista Clínica desde 2011. Graduada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad Ramon Llull, Máster en Nutrición y Salud Pública por la Universitat Oberta de Catalunya y actualmente finalizando su doctorado en la Universidad de Barcelona. Miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética y del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Catalunya. Además, Duelo es líder del International Institute of DAO Deficiency y del Centro Clínico AD Dietistas. INSTAGRAM: @daodeficiencyinstitute, @addietistas. WEB: www.daodeficiencyinstitute.com y www.adrianaduelo.com