“Somos lo que comemos” y “comemos lo que compramos”. Así es, una buena alimentación es primordial para nuestra salud, porque los alimentos que consumimos contienen los nutrientes que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente, incluyendo proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales. Pero, para lograr alimentarnos correctamente, es básico empezar por una buena compra, porque la elección de productos que metemos en nuestra cesta es clave para conseguir este propósito.
De nada sirve tener un menú de lo más saludable y equilibrado y una lista exacta de lo que necesitamos en la nevera y en la despensa si, a la hora de ir a comprar, no tenemos en cuenta una serie de aspectos que marcarán la diferencia en nuestro proceso de compra y en consecuencia en cómo nos alimentamos. ¿Creéis que somos lo suficientemente conscientes a la hora de ir a comprar? Vamos a comprobarlo…
Productos frescos, de temporada y de proximidad
Consumir productos de proximidad tiene varios beneficios relacionados, no solo con una alimentación más saludable gracias a la frescura y la calidad de los propios productos, que al evitar las largas distancias conservan mejorar su sabor, aroma y nutrientes, sino también por otros motivos económicos y medioambientales. El apoyo a los productores locales es una gran manera de contribuir a la economía de la zona. Esta es una de las prioridades de ALDI que trabaja con más de 400 proveedores nacionales para ofrecer un surtido con el 80% de los productos cultivados y elaborados en el territorio.
No nos podemos olvidar tampoco que los productos de proximidad reducen las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al transporte de alimentos que vienen de una larga distancia. De este modo, se reduce la huella de carbono del consumidor y se contribuye a mitigar el cambio climático. Además, conocer mejor la procedencia también es una aportación a la hora de mejorar la seguridad alimentaria.
¡Ojo con la etiqueta!
Una de las prácticas más conscientes que podemos realizar es leer las etiquetas de los productos, porque nos permiten conocer los ingredientes y comprobar las cantidades de grasas saturadas, azúcares y sal que contienen los alimentos, para así ser conocedores y poder limitar los niveles de estos ingredientes en nuestra alimentación. Cadenas de supermercados como ALDI, de hecho, están mejorando la composición nutricional de sus productos de marca propia, que representan el 86% de su surtido, para, justamente, reducir este contenido de azúcares, sal y grasas saturadas, y aumentar la fibra.
Un paso más allá
No solo la etiqueta es clave para obtener información sobre los alimentos que encontramos en los establecimientos. Hay algunos de ellos que van un paso más allá en sus patrones de calidad y amplían continuamente los sistemas de auditoría y certificación en los estándares e incluyen aspectos sobre bienestar animal. Este es el caso de ALDI, que también ofrece cerca de 300 productos con el sello ecológico de la Unión Europea, 65 con el sello Fairtrade, que certifica productos de Comercio Justo, y más de 200 etiquetados en productos que son vegetarianos y/o veganos. Además de otros ejemplos como que el 95% del cacao y el 70% del café de sus productos de marca propia están certificados como sostenibles.
Ser transparente
Otro aspecto que ayuda a esta compra consciente para ejercer una alimentación consciente es la elección de productos con envases transparentes. Es indudable que este tipo de formato aumenta la percepción positiva por parte de los consumidores porque aumenta su confianza al poder ver qué hay y cuál es el estado del alimento. Poder visualizar su color, la forma y la textura de lo que necesitan comprar influye en la decisión de los compradores.
Saludable y asequible, es posible lo mismo
Además, otro factor importante a considerar al hacer la compra es el presupuesto del que disponemos. Muchas personas creen que la alimentación saludable es costosa, pero esto no siempre es cierto. Si se eligen los productos adecuados y el establecimiento idóneo para comprarlos, es posible mantener una alimentación saludable y equilibrada a precios razonables. ALDI, por ejemplo, promueve un estilo de vida saludable y sostenible ofreciendo opciones asequibles y de calidad.
La educación es poder, ¡y comer!
Una educación nutricional es fundamental para una alimentación saludable porque nos permite adquirir el conocimiento necesario para tomar decisiones sobre qué y cómo comemos. Saber qué alimentos son nutritivos, las cantidades y la preparación de los mismos puede marcar un punto de inflexión en nuestra forma de comer. Si a esto le sumamos un enfoque educativo a la hora de saber qué debemos tener en cuenta para realizar la compra de la materia prima, conseguiremos una alimentación totalmente mejorada y saludable.
Ya veis, mucho se ha hablado de la alimentación consciente en los últimos años. Esta práctica tiene como origen el mindfulness o lo que es lo mismo, prestar atención de manera consciente al presente. El famoso “aquí y ahora”. Un concepto más que necesario, sobre todo teniendo en cuenta el ritmo frenético de vida que llevamos, que ha puesto de manifiesto la importancia de una alimentación consciente. Una idea a la que tenemos que sumar, inevitablemente, una compra consciente.