Atún en el embarazo, ¿sí o no?

La alimentación durante el embarazo se rodea de muchas dudas, ya que el bebé se alimenta, a través de la placenta, de lo que ingiere la gestante. Sin embargo, el atún, por su alto contenido en mercurio, suscita muchos recelos en las futuras madres. María Marqués, dietista-nutricionista, asesora de lactancia especializada en alimentación durante el periodo perinatal y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética, entiende estos temores y destaca la necesidad de “capacitar a las madres de conocimientos adecuados para un consumo seguro de alimentos”.

¿Se puede comer atún en el embarazo?

El atún es una buena fuente de proteínas, ácidos grasos y otros nutrientes importantes para la salud. El problema es su alto contenido en mercurio. “Al ser un pez de gran tamaño, su tejido graso acumula mayor cantidad de mercurio, un contaminante ambiental presente en las aguas marinas. Este metal pesado puede dañar el sistema nervioso del feto y afectar a órganos vitales, como el riñón y el hígado”, advierte la experta.

Por eso hay que ser cauteloso en lo que se refiere a su consumo y prestar atención a la variedad de atún que tenemos en el plato para decidir si conviene comerlo o no.

Atún rojo vs atún blanco: ¿cuál se puede comer en el embarazo? 

No todas las variedades de atún son iguales. Por eso mismo, “no todas contienen el mismo acúmulo de mercurio”, explica Marqués. La AESAN, en sus recomendaciones, especifica que las mujeres embarazadas “no deben consumir atún rojo (Thunnus thynnus), al igual que otras especies con alto contenido en mercurio como tiburón, emperador y lucio”.

Para estos pescados de gran tamaños existe el falso mito de que la congelación los hace menos peligrosos. No es cierto: someterlos a bajas temperaturas no reduciría la cantidad de metilmercurio de estas especies.

Sin embargo, apunta la dietista-nutricionista, el bonito del norte o atún blanco enlatado (Thunnus alalunga), un recurso muy socorrido y utilizado en los hogares españoles, “es una especie de pescado de contenido medio en mercurio. En este caso las recomendaciones en mujeres embarazadas establecen limitar el consumo a no más de una ración a la semana”. Una ración equivaldría a un filete o porción de 120 a 150 gramos netos.

El atún en conserva, ¿es mejor en lata o en bote de cristal?

Otras dudas llegan en relación al tipo de envase donde se presenta el alimento. Marqués señala que el proceso de conservación es el mismo tanto para el atún en lata, como para el que se vende en tarros de cristal. “Primero se limpia el pescado, se cuece y se trocea para ser envasado junto con el líquido de cobertura. Una vez cerrado el envase, se esteriliza para asegurar que el producto es inocuo y seguro”, explica.

Cabe señalar que desde el punto de vista de la seguridad alimentaria tanto los botes de cristal como las latas son seguros para el consumo, incluso en el embarazo, tal como recoge la EFSA. No obstante, “la Comisión Europea, planea la revisión de los envases alimentarios como las latas que contienen  bisfenol A (BPA), un disruptor endocrino”. Un reciente informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) advierte de que la exposición a esta sustancia en Europa está muy por encima de los niveles aceptables de seguridad sanitaria.

Este informe se suma a otro elaborado por la EFSA en 2022 que advertía del grave problema de salud pública por la exposición a BPA a través de los diferentes alimentos y medios de conservación utilizados. “Como profesional de la salud considero que, en mujeres embarazadas, es prudente recomendar el consumo de pescado envasado en tarros de cristal, ya que resulta un medio más seguro”, señala la experta.

¿La caballa puede consumirse en el embarazo?

María Marqués es clara en su respuesta: “La caballa es un pescado azul que no presenta los problemas del atún rojo. Se puede consumir durante el embarazo, ya que contiene bajos niveles de mercurio. Pero, como siempre que hablamos de un pescado azul, y en el contexto de una alimentación completa y equilibrada para la mujer embarazada, el consumo de caballa debe ser moderado, que no supere las dos raciones a la semana”, advierte la experta.

¿Hay peligro de toxoplasmosis en la ingesta de cualquiera de estos alimentos?

En general, "el riesgo de toxoplasmosis por el consumo de pescados enlatados o frescos cocinados es bajo. Puede haber excepciones, como aquellos pescados crudos o poco cocidos, como el atún crudo o el marisco ahumado, que no se hayan procesado adecuadamente”, asegura la dietista-nutricionista.

Para evitar alarmas innecesarias, Marqués desglosa uno a uno el posible riesgo de cada pescado:

• Atún enlatado (u otras especies). Su modo de preparación, cocción a alta temperatura, mata al parásito Toxoplasma gondii. Por tanto, el riesgo de toxoplasmosis por el consumo de pescados enlatados es muy bajo.
• Pescado fresco y crudo o poco hecho. El riesgo de toxoplasmosis por el consumo de pescados frescos es mayor que con los enlatados, ya que el parásito puede estar presente en la carne cruda o poco cocida. Para evitar situaciones de riesgo, la experta insiste en la conveniencia de “cocinar el pescado varios minutos por encima de 65 grados de manera que no queden partes crudas o poco hechas en el interior”.

• Extremar la higiene. En cualquier caso, es muy importante lavarse siempre bien las manos con agua tibia y jabón antes y después de manipular pescado fresco.

¿Tiene beneficios incluir pescado azul en la dieta de la embarazada?

El pescado azul es una buena fuente de proteínas, ácidos grasos omega-3 y otros nutrientes, pero no es imprescindible que sea comiendo atún, por el riesgo que supone el mercurio. De hecho, esos nutrientes también se obtienen de otros pescados azules más pequeños que el atún y, por lo tanto, menos peligrosos para las gestantes. “De ahí la recomendación de adecuar la alimentación de la mujer embarazada para que sea completa y equilibrada, y dentro del consumo de pescado azul, dar preferencia a los pescados pequeños (sardinas, boquerones,) y moderar el consumo de las conservas en lata de pescado”.