Aunque a partir de los 6 meses se pueden introducir muchos alimentos en la alimentación del bebé, la fruta suele ser el primero. Y a esa edad, la textura más práctica es la papilla. Por eso las papillas de frutas suelen considerarse como el primer alimento del niño tras la lactancia exclusiva.
“No hay ninguna evidencia que indique qué alimento o grupo de alimentos se debe introducir inicialmente, pero los padres suelen iniciar esta etapa con la fruta”, afirma Natalia Hernández, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética.
No hay ningún orden específico a la hora de elegir la fruta que vamos a proporcionar al bebé. “Solo debemos tener la precaución de ir introduciéndolos uno a uno, dejando pasar entre 3 y 5 días entre uno y otro para valorar las reacciones del bebé al nuevo alimento”.
La fruta para el bebé, ¿en papilla o en trozos?
Las dos opciones son válidas. El sistema de elección va a depender de las habilidades y actitud de los padres y de la madurez del bebe. “No hay una recomendación en firme, se debe valorar cada caso. Algunos bebés muestran interés por los alimentos sólidos y se sienten mejor cuando ellos manipulan la comida (método BLW o destete dirigido por el bebé, por sus siglas en inglés). Otros no muestran interés alguno, así que el sistema de alimentación va a variar de un bebé a otro”, señala Hernández.
Para los padres, las papillas, frente al alimento entero, tienen las ventajas de la comodidad a la hora de preparar y dispensar el alimento al niño. También, la tranquilidad frente a los atragantamientos y las cantidades ingeridas.
¿Con qué fruta hay que empezar?
“Se puede comenzar por la fruta que queramos, siempre que esperemos 3-5 días para añadir una nueva”, afirma esta dietista-nutricionista. A partir de ahí, podemos ir combinándolas.
Tradicionalmente, la manzana, la pera, el plátano y la naranja suelen ser los primeros en incorporarse a la dieta del niño. Esta elección se debe más a la facilidad de encontrarlos en cualquier mercado durante todo el año, que a las consignas de ningún manual pediátrico. “Mi consejo para los padres es ofrecer frutas de temporada, sin más pautas de unas u otras según la edad”.
Sin embargo, sugiere cautela con las más alergénicas (albaricoque, kiwi, fresas, piña, nectarina o melocotón). “Es preferible añadirlas un poco más adelante, cuando las reacciones anafilácticas sean más fáciles de solventar por los profesionales sanitarios”. Aunque también advierte de que, con una maduración menor del sistema inmune, es más fácil que no se den estas reacciones, “lo que hace de esto, un tema controvertido”.
¿Cuánta fruta hay que poner en la papilla?
La cantidad de fruta va aumentando a medida que avanzan las semanas y en función del desarrollo del bebé. “Normalmente se comienza con unos 80-100 gramos de fruta madura fácilmente masticable o chafada con un tenedor y se va incrementando la cantidad. Pero todo va a depender de lo que el niño demande, debemos escuchar sus necesidades sin obligarlos a comer más de lo que quieran”, recomienda. “Hay momentos de ‘estirón’, en los que demandan más comida, y otros de menor crecimiento en los que quieren comer menos”.
En cuanto a la mezcla de frutas, podemos combinarlas como queramos y poner mucha variedad o poca, siempre y cuando sigamos la regla de 3-5 días de separación en la introducción de nuevas frutas.
“Cualquier mezcla de frutas será saludable, independiente de la edad del bebé, porque la fruta por si sola es un alimento saludable”, apunta la experta.
Su consejo principal es no complicarse y combinarlas, simplemente, según temporada y gustos.
Consejos útiles para preparar tus primeras papillas
Pelar siempre antes la fruta
Para los bebés que empiezan con la alimentación complementaria, se aconseja pelar la fruta antes de triturarla o chafarla o tomarla por el sistema BLW (Baby Led Weaning). “Pero a partir del año ya pueden comer las frutas con piel, asegurándonos de desinfectarlas y teniendo más cuidado con las más alergénicas”.
Zumos, no
“Apenas tienen fibra y sus azúcares, incluso en los caseros, cuentan como azúcar añadido en la dieta, por lo que es mejor evitarlos”.
Mejor fresca y de temporada
Recomienda utilizar preferiblemente, fruta fresca de temporada y de cercanía. “Si empleamos fruta congelada los nutrientes apenas cambian, pero sí las texturas, así que hay que valorar si el bebé las acepta” o solo utilizarlas en una papilla
Evitar fruta en almíbar o solo para postres en ocasiones especiales
El contenido en azúcares es muy elevado.
Paso a paso: trucos para preparar una rica papilla
Lo ideal es prepararla en el momento de la toma. Si va a pasar más tiempo, se oxidará y adquirirá un color marrón parduzco. “Para evitarlo, puedes añadirle a la papilla un chorro de zumo de limón, meterla en un tarro de cristal y conservarla en el frigorífico un máximo 48 horas. Cuando el niño la tome comprobarás si le gusta o la rechaza”.
Los trozos de fruta que nos sobran de un día para otro (media manzana, unos gajos de naranja, un trozo de plátano…), los podemos guardar tapados en la nevera. Para que no se oxiden (es decir, que no se oscurezcan) podemos rociarlos con unas gotas de limón. “Siempre que estén aptos para comer, son perfectamente aprovechables para la papilla del día siguiente”. Y si hubieran perdido algo de tersura, siempre podemos hacer una papilla.
Consejos para preparar tus papillas en casa
¿Son mejores las de casa?
La publicidad nos intenta convencer de que las papillas industriales son más equilibradas que las de casa. “Mi recomendación es la casera, sin discusión alguna. La fruta que se come justo recién de pelarla o triturarla mantiene todos sus nutrientes intactos, mucho más que en un producto ya elaborado”, señala. Tampoco es que no sean recomendables. “Los potitos elaborados industrialmente pueden ser elecciones ocasionales si no es posible la papilla casera”, apunta la experta.
Galletas María, ¿en la papilla?
Muchos padres añaden algún ingrediente (una galleta, leche, cereales, un poco de miel…) a la papilla de fruta con la esperanza de que así el bebé la tome mejor. “Lo mejor es que sea solo de frutas. ¡Paciencia!”.
Cereales, ¿sí o no?
En cuanto a los cereales en la papilla de fruta, “si el bebé tiene un percentil de peso bajo para su edad y necesitamos que suba, sí son recomendables. Si no, aconsejo dar la fruta sola que, por sí misma, tiene unas propiedades maravillosas. Respecto a la galleta, rotundamente no”.
Miel y azúcar
“No ofrecen ninguna ventaja y puede generar una predisposición por el dulce y aumentar el riesgo de caries”.
“Mi niño no quiere papilla”
Muchos padres se encuentran con que su niño rechaza la papilla durante días e incluso dudan de que pueda ser signo de una intolerancia. “Las intolerancias provocan náuseas, vómitos, cefaleas, dolor abdominal… Una vez que se genera la intolerancia es normal que se rechace el alimento, pero no todo rechazo se debe a una intolerancia”.
Una vez descartada la intolerancia, toca ser pacientes. “Lo normal es que un niño rechace el alimento hasta 20 veces antes de tomarlo. No hay que agobiarse”.
Entre las posibles estrategias, propone poner menos cantidad de la fruta objeto del rechazo, y combinarla con otras que sepamos que le gustan más. También, “dejar que juegue con la comida para que se adapte a la nueva textura, crear un ambiente relajado donde sean el niño quién nos la da de comer a nosotros…”.
Beneficios de las papillas de frutas para tu bebé
La fruta es clave en nuestra dieta y no hacer bien su introducción en los niños puede tener consecuencias en su salud. “La fruta es fuente de muchos nutrientes esenciales (vitamina C y A, potasio, antioxidantes, folatos…). Si no conseguimos introducirla en la infancia, será difícil que se incorpore de modo natural en la adolescencia y la edad adulta. En la edad adulta habrá más propensión a seguir dietas poco saludables que se asocian a un mayor riesgo de obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer, etc.”.
Por el contrario, tomarla tiene múltiples beneficios para la salud. Incluso puede ayudar al niño a mejorar algunas dolencias. “Las papillas de frutas, pueden ayudar a mejorar casos de estreñimiento por su aporte natural de fibra”, señala.
Si el niño tiene gastroenteritis, además de hidratarlo bien y dar alimentos astringentes, la manzana, “mejor oxidada o cocida”, y el plátano “muy maduro”, suelen ser las mejor toleradas.
El Consejo de ALDI
Las papillas de fruta pueden servirse a temperatura ambiente o a la temperatura del refrigerador. Elige la que más le guste a tu bebé.
Natalia Hernández. Miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Farmacéutica y Nutricionista especializada en nutrición infantil y deportiva intentando unificar ambos mundos para fomentar un desarrollo mas óptimo. INSTAGRAM: @nhrnutricion.