En los últimos años, la presencia de azúcar en la dieta de los niños se ha convertido en un problema de salud pública. Tanto es así que requiere no solo de la atención de las instituciones e iniciativas concretas que contribuyan al control de su consumo.
En la actualidad ya están en marcha “distintas políticas para disminuir o limitar el consumo de azúcares libres", apunta Eduard Baladia, dietista-nutricionista y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Sin embargo, "con las evidencias que tenemos actualmente, deberíamos concluir que la política de reformulación de alimentos y bebidas sustituyendo parte de los azúcares libres por edulcorantes no está funcionando, ni parece que vaya a hacerlo a largo plazo. Al menos, no tanto como se esperaba. En cambio, las políticas realizadas en el ámbito escolar, no solo las de educación sino sobre todo, aquellas enfocadas a limitar el acceso a productos con azúcares libres en el entorno escolar desde edades muy tempranas, posiblemente estén siendo más eficaces. Eso sí, con un alcance más localizado, no global".
Ante la falta de efectividad de las actuales políticas relacionadas con el azúcar en los niños, Baladia cree que deberían priorizarse otras estrategias. "Entre ellas, la aplicación de una tasa a alimentos insanos; otra, a los azúcares y siropes; limitar la publicidad de alimentos insanos, especialmente la dirigida a los niños; o la aplicación de sellos claros de advertencia en el etiquetado frontal de presencia de alto contenido azúcares libres y otros ingredientes o nutrientes dañinos como grasas trans o saturadas".
Qué son los niveles de azúcar en sangre
Para entender de dónde surge esta preocupación por el azúcar, lo primero es comprender qué pasa en el cuerpo cuando esos niveles de azúcar en sangre (en término riguroso es ‘niveles de glucosa’) son excesivos. "En adultos, se consideran normales unos valores de glucosa en sangre entre 72 y 100 mg/dl. Si están entre 100 y 125 mg/dl se considerará que la persona tiene unos niveles de azúcar en sangre alterados y con riesgo de tener prediabetes. Si en repetidas veces está en valores mayores a 125mg/dl, dicha persona podría tener diabetes", sintetiza Baladia.
Estos valores se dan por buenos siempre que se tomen en ayunas. “Si se toman en las dos primeras horas después de una comida, los valores normales deberían estar por debajo de 140 mg/dl. Hablaríamos de prediabetes con valores entre 140 y 199 mg/dl y diabetes con valores de 200 mg/dl o superiores", puntualiza. En cuanto a los niños y adolescentes, nos movemos en tramos muy similares”.
Cómo afecta el exceso de glucosa en sangre a la salud de los niños
Los niños y adultos con diabetes, ya sea tipo 1 o tipo 2, con un mal control de la ingesta de carbohidratos pueden tener hiperglucemia. Esto tiene efectos a corto y largo plazo. En el primer caso, "aparecerá cetoacidosis diabética (más común en diabetes tipo 1) y estado hiperglucémico hiperosmótico (más habitual en diabetes tipo 2), condiciones que requerirán tratamiento de urgencia. A largo plazo, la hiperglucemia mantenida puede dañar vasos sanguíneos y el corazón (problemas cardiovasculares), los nervios, especialmente los de extremidades (como los pies, ocasionando el pie diabético), los ojos (retinopatía diabética), y los riñones (nefropatía diabética)", resume Eduard Baladia.
Además, tanto la obesidad infantil, como la diabetes tipo 2 o la hipertensión, guardan una estrecha relación con un exceso de glucosa en sangre. "Cuando hay un aumento de grasa corporal por encima de los valores saludables, es decir, cuando hay obesidad, existe un gran riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Esto se debe a que la acumulación de grasa corporal entorpece el complejo sistema que tenemos para mantener unos niveles de azúcar en sangre (glucosa en sangre) suficientemente estables. Los niños/as con obesidad que desarrollen diabetes tipo 2, si no se les controla la alimentación, el ejercicio físico y/o la medicación, tendrán unos niveles de azúcares en sangre altos (hiperglucemia)", asegura.
Por otro lado, "a largo plazo, incluidos los niños si se mantiene de forma constante unos niveles de azúcares en sangre altos (hiperglucemia), dichos niveles pueden dañar nervios y vasos sanguíneos. Además, la pérdida de flexibilidad o endurecimiento de los vasos e, incluso, el estrechamiento de los mismos, puede conducir a hipertensión arterial y a un mayor riesgo de eventos cardiovasculares", advierte.
Síntomas de exceso de azúcar en niños
Antes de llegar las consecuencias a las que hace referencia Baladia, los padres pueden sospechar que el niño tiene hiperglucemia si detecta ciertas señales. En este sentido, el experto destaca los siguientes síntomas:
- Tiene más ganas de orinar.
- Desea de beber más agua.
- Siente más hambre.
- Pierde peso.
- Se siente más cansado de lo habitual.
En el otro extremo, es decir, en aquellos casos en los que se detecten niveles bajos de azúcares en sangre (hipoglucemia), "hay que explorar las causas. La más común en la población general se daría cuando se hace ejercicio físico muy extenuante y no hay una buena pauta de alimentación. Si eso pasara, podrían gastarse las reservas que hay en el cuerpo y aparecer la hipoglucemia. Por otro lado, también podría darse una bajada de azúcares en sangre (hipoglucemia) en personas con diabetes que no hayan calculado bien la relación entre pauta de insulina-ingesta de carbohidratos-y ejercicio físico", explica el experto.
Qué hacer en casos de hipoglucemia
Si quien la sufre está consciente, "lo primero es constatar que realmente se debe a una bajada de azúcar (las personas con diabetes se miden a menudo los niveles de azúcares en sangre, si el valor está por debajo de 72 mg/dl, hay hipoglucemia). Este es el supuesto más habitual. Después, deberíamos ofrecer a dichas personas alimentos con azúcares libres que se absorban rápidamente: zumos de fruta, agua con azúcar añadido, algún caramelo, etc.", aconseja Baladia.
A la hora de escoger ese alimento ‘azucarado de emergencia’ debemos tener en cuenta que no tenga mucha grasa, ni sea alto en fibra, ya que enlentecerían la absorción del azúcar, que es precisamente lo que buscamos en esas circunstancias. También advierte que no hay que dar productos que a pesar de ser dulces, sus azúcares se hayan sustituido por edulcorantes.
En el caso de que "la persona tenga diabetes y no esté consciente, esté confusa, desorientada o débil, también hay que asegurarse primero de que realmente hay hipoglucemia midiéndolo con su correspondiente dispositivo medidor. En ese caso, buscaremos ayuda de inmediato e intentaremos localizar su kit de emergencias de glucagón, hormona que aumenta los niveles de glucosa en sangre, para administrárselo a la mayor brevedad posible", aconseja.
Alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares
Aquí no hay secretos: para evitar los problemas de un exceso de azúcares, hay que limitar la cantidad de azúcares libres de nuestra dieta. "Son los añadidos a los alimentos y bebidas por el fabricante, el cocinero o el consumidor, además de los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes (siropes) y los zumos de frutas", recalca el experto. Esto significa que hay que "controlar el consumo de todos los productos y bebidas con azúcares añadidos. Los que más azúcares libres suelen aportar a nuestras dietas son las bebidas azucaradas (mal llamadas refrescos), los cereales de desayuno, la bollería, chucherías y otros dulces".
Alternativas al azúcar en una dieta equilibrada en la infancia
Por desgracia, la lista negra de alimentos con alto contenido en azúcares se aproxima mucho a la de alimentos favoritos de los niños. A los padres y madres les toca la dura tarea de reeducar y buscar alternativas dulces, pero no lesivas para su salud. "La mejor y primera alternativa en la que deberíamos pensar es limitar el consumo de estos alimentos, de manera que no sea un consumo habitual (alguna vez a la semana o al mes). Si se hace de esta forma, es más probable que el patrón alimentario se llene de alimentos y bebidas saludables. Además, es importante destacar que la mayoría los alimentos ricos en azúcares libres aportan pocos nutrientes interesantes y una alta densidad energética", destaca Baladia.
¿Son los edulcorantes bienvenidos en la dieta para rebajar el azúcar?
Los edulcorantes no calóricos podrían ser considerados como un parche puntual, pero no como una solución definitiva y saludable para el control de azúcar en sangre en la población infantil. "Aunque es cierto que son alimentos menos dañinos, siguen siendo insanos. Por tanto, también hay que limitar mucho su consumo, ya que en el caso de no hacerlo, corremos el riesgo de seguir un patrón de alimentación poco saludable y adecuado para el desarrollo infantil", advierte Baladia.
El Consejo de ALDI
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Eduard Baladia. Coordinador del Área de Gestión del Conocimiento Científico y del Centro de Análisis de la evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Director de Red de Nutrición Basada en la Evidencia (RED-NuBE) y Profesor Asociado en el Departamento de Ciencias Experimentales y Metodológicas de la Universidad de Vic. Instagram @ebaladia. Twitter: @EBaladia. FB: @ebaladia