La soja no es un alimento típico de la dieta mediterránea. Tampoco tiene una introducción enorme en nuestra sociedad, pero no podemos obviar que hay una tendencia creciente hacia el consumo de productos basados en esta leguminosa, como el tofu. De ahí que la alergia a la soja sea una de las alergias alimentarias de mayor crecimiento.
En la actualidad, la incidencia de esta alergia ronda el 0,4% de la población pediátrica. Hegoi Segurola Gurrutxaga, dietista-nutricionista clínico experto en patología digestiva y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética, reconoce que “cada vez nos consultan más familias sobre los beneficios de la dieta vegetariana y vegana y deciden optar por ese patrón alimentario. En esos casos, la soja se convierte en un alimento muy presente en su dieta".
¿Qué es la alergia a la soja?
Mientras para cualquier persona que sigue una dieta vegetariana la soja es una fuente de proteína vegetal más, para algunas personas, la soja es un alérgeno. La pauta de esta alergia es similar a la alergia a los frutos secos. “Consiste en una reacción adversa mediada por la inmunoglobulina E (IgE). El sistema inmunitario percibe la proteína de la soja como un alérgeno y se desencadena la reacción alérgica, que puede manifestarse con una respuesta inmediata o tardía", describe el experto.
¿Cuáles son los signos y síntomas de la alergia a la soja?
Los síntomas pueden ser variados y de distinta gravedad:
– afecciones de piel (irritación, urticaria, picazón, erupciones, alteraciones bucales, hinchazón de parpados…)
– molestias o dolores gastrointestinales
– dificultad para respirar
– anafilaxia o reacción alérgica grave que, además, de las alteraciones anteriores puede incluir náuseas, vómitos o presión arterial baja.
Los primeros pueden ser más o menos leves. El shock anafiláctico puede ser mortal.
¿Cómo se trata una reacción alérgica a la soja?
La alergia a la soja no es igual a la intolerancia a la soja, aunque el tratamiento es el mismo: dieta de exclusión. Esto significa que se ha de retirar totalmente de la dieta el alimento que contiene la proteína que desencadena la reacción alérgica.
Ahora bien, "en el caso de la alergia a la soja, es importante identificar con claridad el causante y descartar que no sea alergia a otros alimentos, especialmente a otra legumbre o a todo el grupo de alimentos", recalca el experto.
Este tipo de alergia a la proteína de la soja, “en muchos casos suele desaparecer entre los 8 y 10 años de edad".
Tengo alergia a la soja, ¿qué alimentos debo evitar?
Una vez realizado el diagnóstico diferencial e identificada la proteína de la soja como el alérgeno responsable, la hoja de ruta pasa por “eliminar la soja ‘per se’ de toda la dieta y revisar siempre el etiquetado de los alimentos envasados y la lista de ingredientes de los no envasados, para descartar su presencia”, aconseja Segurola.
Es importante destacar que, en la Unión Europea es obligatorio señalar en negrita en la lista de ingredientes la presencia de soja de los alimentos envasados, así como en los de venta a granel y en las comidas que se sirven en establecimientos de hostelería.
Pero esa exclusión de la proteína de soja en los casos de pacientes que siguen una dieta vegana, no resulta tan sencilla. La explicación, paradójicamente, la encontramos en el alto valor biológico de esta proteína que la convierte en uno de los pilares proteicos de quienes prescinden de los alimentos de origen animal.
Sigo una dieta vegana, ¿qué alternativas tengo a la soja?
Cuando una persona que lleva una alimentación omnívora se ve obligada a eliminar la soja de su dieta, "no tiene por qué experimentar ningún tipo de deficiencia nutricional", apunta el experto. Las dificultades aparecen cuando, el paciente con alergia es vegano. En este caso, la solución pasa por "realizar una dieta controlada, que incluya combinaciones de legumbres distintas a la soja y otras fuentes proteicas de origen vegetal, como los cereales y/o tubérculos (por ejemplo, las patatas) para conseguir un óptimo balance nutricional. En especial, a nivel proteico para aportar todos los aminoácidos esenciales”, señala el experto.
Entre las combinaciones que pueden ser alternativas válidas se encuentran las combinaciones de legumbres con cereales, tales como lentejas con arroz, garbanzos con sémola de trigo o seitán (proteína del trigo), alubias o guisantes con cuscús o patata, acompañados de pan… Es importante recalcar que estas combinaciones pueden realizarse a lo largo del día y no necesariamente deben incluirse en el mismo plato.
“Combinando distintos alimentos obtenemos proteínas de alto valor biológico. No obstante, lo ideal es pedir asesoramiento a un dietista-nutricionista sobre el tipo de combinaciones de alimentos idóneas, así como el aporte de las distintas fuentes de proteína vegetal a lo largo del día para evitar carencias. Con esos datos se consensua un plan nutricional personalizado".
Las personas que siguen una dieta flexitariana o vegetariana con huevos y/o lácteos "no lo tendrían tan complicado como las que siguen una dieta vegana. Por esta razón, seguir este tipo de alimentación es una buena opción si se tiene alergia a la soja, pero no se quiere consumir ciertos alimentos de origen animal, como carnes y pescados".
Alergia a la soja en bebés y la infancia
Ante la más mínima sospecha – como una dermatitis en el lactante – Segurola sugiere a los padres acudir al especialista. "Normalmente, el médico contactará con el alergólogo para realizar las pruebas pertinentes e identificar el alérgeno concreto en cada caso".
El objetivo no es otro que descartar otras alergias que se manifiestan de un modo similar. “En muchas ocasiones, esta alergia está asociada a otros alimentos, sobre todo a las legumbres. Por tanto, hay que estudiar todas las posibilidades de este grupo de alimentos, ya que el 85% de las personas con alergia a la soja, también lo son al cacahuete, que es otra legumbre”.
El 14% de los bebés lactantes con alergia a la proteína de la soja, también lo son a la de la leche. En esos casos se puede considerar el empleo de una fórmula con proteína altamente hidrolizada en lugar de una fórmula de soja. Aunque se haya publicado al respecto, la anafilaxia intensa tras la exposición a la proteína de soja es poco frecuente, especialmente en los lactantes.
En las pruebas para determinar el alcance de la alergia, lo habitual es comprobar si existen otras alergias no alimentarias que suelen asociarse a la soja. “Se ha comprobado que existe alergia cruzada de la soja con algunos pólenes, como del abedul", apostilla. Todo lo anterior hace imprescindible ser muy estrictos con el diagnóstico. “Es fundamental distinguir si la reacción alérgica es solo a la soja, a las legumbres en general, ", apunta el dietista-nutricionista.
El Consejo de ALDI
Cada vez hay más bebidas vegetales – muchas veces, enriquecidas en calcio y vitamina D – como alternativas a la bebida de soja. Las hay de avena, de almendra, de arroz y hasta de nueces. Úsalas como base para tus batidos y para añadir a los cereales.
Hegoi Segurola. Nutricionista Coordinador de la Unidad de Suport Nutricional del Hospital Universitario Vall d’Hebron y miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética. Segurola es Master en Nutrición Clínica, Especialista en Patología Digestiva, Profesor colaborador UB, U.Blanquerna, UVIC y Miembro del Comité Científico y Educacional SENPE